Diario El Tiempo
La Balcanización de Colombia
Con su pavorosa indiferencia, el mundo esta dejando que una de las grandes naciones suramericanas, uno de los países mas ricos y cultos de cuantos se asoman al Caribe, acaso el que tiene una clase dirigente mejor preparada y que mayores pruebas ha dado de amor a las libertades, un país que, por añadidura, tiene una posición estratégica clave para la seguridad de una zona especialmente sensible a la desestabilización política y militar, Colombia, en fin, se deslice por la pendiente de la balcanización de forma tan acelerada que muchos consideran ya el proceso irreversible.
Por Federico Jiménez Losantos
14 de septiembre 1997
Una sucesión de acontecimientos que viene marcada por el cruce de nuevos y viejos conflictos, la escalada subversiva salvaje y la deslegitimación nacional e internacional del poder político que encarna el presidente Ernesto Samper ha puesto a la república colombiana no al borde del precipicio sino en caída libre y sin fondo a la vista. Para empezar, las guerrillas marxistas, Farc y Eln, han tomado zonas enteras del país bajo su control y matan con ferocidad argelina a cuantos campesinos, alcaldes, figuras políticas o candidatos electorales de cualquier condición se les ponen a tiro. Ese desafío subversivo tiene a su favor tres elementos esenciales: la existencia de otras milicias irregulares en el país que impide una concentración eficaz de las fuerzas represivas para combatirlo; la experiencia de varias décadas en el terrorismo rural y su conocimiento del terreno; la debilidad política de las instituciones que combaten, en especial la Presidencia de la República, que por estar absolutamente desacreditada nacional e internacionalmente, busca, mediante concesiones políticas y humillaciones constantes, la apertura de un diálogo que le permita presentar ante el pueblo al menos un logro, una esperanza de paz en uno de los frentes a que es más sensible la opinión pública. No hay que decir hasta qué punto esto fortalece a las guerrillas, una de las cuales, la castrista del Eln, se ha permitido darle con la propuesta en las narices a Samper, sin que éste haya sido capaz de otra cosa que de seguir gimoteando el diálogo. Otra de las fuerzas esenciales en la desestabilización de Colombia es el narcotráfico. No solo por el terrorismo bárbaro que los distintos carteles de la droga han demostrado en años pasados, sino por su penetración en toda la estructura del Estado, puesta de manifiesto en la financiación ilícita de la campaña electoral de Samper y que, pese a la evidencia de ello y a los crímenes con que corruptores y corrompidos han tratado de borrar las huellas, se ha impuesto a la opinión pública internacional, convirtiendo a Samper en un apestado y a Colombia en un paria diplomático, justo cuando más necesidad tiene de apoyo internacional. Además de la guerrilla marxista y de la narcoguerrilla, se han ido creando fuerzas paramilitares financiadas por los empresarios para defenderse de los secuestros y asesinatos que diariamente los amenazan. Y estos verdaderos ejércitos privados empiezan a competir con la guerrilla usando sus mismas armas de terror. Por debajo, también las asociaciones cívicas se han militarizado, creando grupos populares de autodefensa, especialmente en las zonas rurales más castigadas. Esa militarización autónoma, seguramente la más justificada de todas, es un reproche tácito a la Policía y, muy singularmente, al Ejército, que mira por encima de su tradición constitucionalista los casos de Chile y Perú como tentadoras propuestas de toma del poder en situaciones no más difíciles y duras que la de Colombia hoy. Añádase lo que supone para los militares honrados la continua denuncia de estar parcialmente infiltrados y comprados por el narcotráfico y sentirse políticamente ninguneados por Samper, que a un año del final de su mandato quiere dejar a un compinche en la Presidencia aunque sea a cambio de legitimar a la guerrilla y humillar al Ejército. El balance trágico de esta balcanización militar, que por milagro no se ha convertido ya en civil, es de más de 40.000 muertos al año. Cifra espeluznante que no deja de crecer. Tres fronteras especialmente peligrosas tiene Colombia. En la de Venezuela, cada vez son mas frecuentes los combates y las incursiones de las fuerzas del orden venezolanas contra los guerrilleros que penetran en el país en busca de víveres o de la fácil cosecha del secuestro de ganaderos y agricultores. Ya se ha cerrado la frontera recientemente y todo apunta a una escalada de la tensión sin horizonte claro. En la de Panamá, los escarceos son también cada vez mayores, y ahí sí que el asunto no puede considerarse de orden local porque, de momento, el canal sigue en manos norteamericanas y que le pregunten a Noriega si es fácil escapar de esas manos. Pero, desde el punto de vista subversivo, el canal es un blanco político inigualable. En la frontera sur, porosa y amigable hasta la fecha, se ha impuesto de tal forma la plural guerrilla colombiana que la única duda es si Ecuador reaccionara como Venezuela o si los guerrilleros empezaran de inmediato a controlar vidas y haciendas en el país vecino. Es tal la aceleración de la escalada subversiva que ya han empezado a oírse voces pidiendo una intervención internacional que evite la desestabilización de toda la zona. Recientemente, Carlos Alberto Montaner exponía la gravedad del caso y llamaba a la OEA, o en su defecto al Grupo de Rio, a intervenir diplomática y políticamente para evitar la extensión de esta epidemia sangrienta y facilitar una salida a la crisis colombiana. De momento, son pocos los que se preocupan por Colombia. Cuando se ocupen será demasiado caro y demasiado tarde.
Fuente:
Asumiré que este artículo está fechado en septiembre 14 de 1997 y no la del11 novembre 2019 que aparece más arriba, porque no menciona de la incursión y muerte al cabecilla guerrillero en territorio ecuatoriano, con lo cual quedó borrado lo de frontera porosa.
ResponderEliminarY del 97 a la fecha, se está demorando demasiado el susto en ciertos corazones que como los pastores evangélicos hablan más del diablo que de DIOS...